
De camino al hotel nos han entrado ganas de tomar una copita. En frente del hotel hay un par de discotecas. Vamos para allá (Marta se queda en el hotel).
El local se llama Liberty, no son discotecas, son otra cosa. Después de la primera ronda llega la cuenta. Nos han visto cara de americanos ricos… Salto en taxi hacia otra zona más de copas. Negociamos con el taxista un precio y una zona que nos han recomendado y finalmente el taxista nos deja donde le da la gana y nos cobra más de lo acordado. Habrá que ir acostumbrándose.
El Cowboy Grill Bar es un restaurante con música en directo, a tope de volumen y con poco ambiente otro par de San Migueles. Saltamos a otro taxi. Esta vez no nos engaña y nos lleva a donde le hemos dicho. El taxi sin luces, sin cinturones y con el suelo inundado de agua hasta los tobillos.
El local al que llegamos no nos deja entrar por llevar chanclas. Ok. Llevamos 3 horas dando vueltas por Manila sin poder tomarnos una cerveza tranquilos. Encontramos por fin una terraza con buena pinta, el Havana. Una pena que queden 10 minutos para cerrar. Al hotel a dormir.